Al no haber dispositivos disponibles que nos adviertan del nivel de ventilación de un ambiente o de los virus suspendidos en el aire, es posible utilizar un indicador indirecto de medida para advertirnos de posibles riesgos: el CO2 (dióxido de carbono).
A menor concentración de CO2 que expulsamos al respirar, podemos concluir que la ventilación de una estancia es mejor. Conocer este dato nos permite saber si esa habitación está cargada de aire exhalado por otras personas o si está bien ventilada, lo que reduce drásticamente el riesgo de contagios del COVID-19.
Usamos modelos desarrollados por científicos para medir el nivel de riesgo de contagios en espacios interiores e integramos diversas tecnologías para lograr una solución que permite a la sociedad, industria privada y gobierno avanzar hacia una nueva normalidad.
Tecnologías aplicadas:
• IoT (Internet Of Things)
• Recuperar la operación de espacios restringidos a causa de la pandemia del SARS-COV-2.
• Aprovechar la ventaja competitiva de contar con ambientes sanos.
• Operar con la ocupación segura, según las características de cada cuarto.
• Cumplir con regulaciones locales e internacionales.
• Resiliencia ante nuevas complicaciones sanitarias.